24 septiembre 2009

Instrucciones para desatar ese nudo en el estómago

1. Tire todos los papeles de la mesa de un manotazo y descálcese.
2. Inspire lenta y profundamente y vaya expulsando el aire con los ojos cerrados.
3. Saque a Muddy Waters del cajón y aumente el volumen de los altavoces. Está a punto de sonar "That's why I don't mind"
2. Recuéstese en la silla y notará cómo poco a poco deja de sentirse una Margo Channing de 27 años.
1. Déjelo ir
0.

05 junio 2008

Isla


Me he hecho adulta de repente y sin hacer un máster antes, ni siquiera un cursillo por correo. Me ha venido de golpe lo de llevarme a casa el trabajo, ordenar las facturas en una carpeta, hacer la declaración de la renta, visitar a mamá los domingos, maldecir la lluvia que amenaza mi ropa tendida, comprar toallas, tener la tarjeta IKEA Family, llamar al fontanero por la dichosa cisterna y lo de coger ávidamente la publicidad de carrefour del buzón... Pero haremos isla en todo ese océano de rutinas para salir un rato a ver el sol.

Pista: Estocolmo, Copenhague, Berlín, Queen, Los Caciques, hormiguicas, tú :)

15 octubre 2007

London Calling



"Maldita maleta, pesa como el cadáver de Mr. T. Menos mal que ya llegamos. ¿El autobús sale con retraso? Mal empezamos. Joder, joder, joder. Las siete y media y no aparece. Llamo a casa buscando auxilio familiar para llegar al aeropuerto, lo que está claro es que no vamos a perder los 300 euracos que costaron los billetes. ¿Que qué quiero que hagas? ¡Pues llevarnos al aeropuerto, mamá! Wait, wait, parece que viene por ahí. Bueno, tranquilízate, vamos un poco justos pero llegamos a tiempo. No puedo dormir y me dedico a interceptar conversaciones ajenas en el autobús. Já, se ha cancelado el concierto de Sabina y Serrat y me invade cierta satisfacción: yo no pude conseguir entradas. Dios, menudo atasco para llegar a Alicante. Venga, vengaaaaaaaa. A ver, mostrador 25, Fly Monarch. Mira qué dicharachera está la azafata ésta. Miércolis, nos toca ir separados, me quedo sin almohada en el avión. Retrasado, delayed, verspätet. Esperar, esperar, esperar. Un Häagen-Dazs. Mmmmm, strawberry cheesecake :) Esperar, esperar, esperar. Hombre, por fin. Un Lord no ha embarcado pero ha facturado su equipaje. Esperar, esperar, esperar. A una señora le duele una pierna y llaman a un médico para que la atienda. Esperar, esperar, esperar. Señora, le dice el spanish doctor, vaya usted a su médico mañana. El mismo diagnóstico que hago yo pero sin tacos. El avión comienza a moverse pero después de una hora y media mis correspondientes veinticinco centímetros cuadrados empiezan a resultarme una tortura china (perdón, tortura low cost). Llegamos a Gatwick, pillamos las maletas y... campo de concentración (nazi no, inglés). Decenas de personas guardando cola en un redil para poder salir de allí. Sopeso y doy con la cola menos nutrida pero, como en los supermercados, la he cagado, justo quien iba delante de mí tiene problemas con su pasaporte o el de su hija pequeña. WTF!!! Esperar, esperar, esperar. Y WTF!!! otra vez. Tenemos que esperar dos horas y media más hasta que salga el tren que nos lleva a King´s Cross, la estación más cercana a nuestro hotel. Son ya las dos y media de la madrugada (hora inglesa) y vemos llegar el bendito tren. Todavía nos queda una hora y quince minutos para llegar a la ciudad. Rodeados de los extraños seres que suelen pulular por las estaciones del mundo entero a ciertas horas de la noche conseguimos llegar hasta el hotel. Son las cuatro menos cuarto y vamos a pagar 70 euros por dormir cuatro horas en una habitación de dos metros cuadrados sin baño y con una alfombra grapada en el suelo a modo de moqueta. English Breakfast, no apto para vegetarianas. Mientras mi querido esposo se rellena las arterias de "energía", sorbo un café aguado al acecho de unas tostadas con mantequila de sal. Sí, han leído bien, mantequilla de sal :S Pero al poner un pie en la calle he olvidado todo. me como Londres con los ojos. It´s soooooo cool :D Después de una pateada heroica por el Brittish (qué finos que son chorizando, ains), por el Science Museum, El Natural History Museum y el V&A decidimos ir hasta la otra punta de la ciudad. Paseíco vía Saint Paul por la Tower y el London Bridge. Tengo una ampolla en el meñique más grande que mi propio dedo. Si me levanté cantando Octopus´s Garden ahora tengo un aire Sid Vicious algo preocupante. Recogemos el equipaje en nuestro "hotelito" de Tavistock Place y rumbo a Baker Street a esperar a nuestros anfitriones. Su vuelo se retrasa (qué raro) y toca lo de siempre: esperar, esperar, esperar. Después de cinco horas pelados de frío buscando algún Café que estuviera open, please llegan nuestros salvadores y llegamos a Seven Sisters tras un par de autobuses y una hora y media de trayecto. Noche de chistes malos y discusiones metafísicas acerca de la evaluabilidad de la música (¿existe esa palabra?). Pierdo la discusión por un contundente 3 a 1 :( Unas pocas horas después estamos en pie y en tourist mode again. National Gallery, Big Ben, Westminster, Saint James, Buckingham, Covent Garden, sesión de fotos chorras en Picadilly y para casa. Comida japonesa to take away, risas y más risas antes de dormir y hasta el día siguiente. Hay que decir adiós a los compis :(



El mercado de Candem es nuestra última visita relámpago (no podemos comprar nada de nada). Después de hacer un poco el tonto encontramos una línea de bus directa a King´s Cross Thameslink Station. Cuando llegamos con las dos horas de antelación requeridas, adivinad qué pasó: Vuelo retrasado. Nos echan una fotico antes de entrar así que pongo mi mejor cara de no terrorista a las fuerzas del orden inglesas. Macaroni Cheeese en un Garfunkel, crucifixión monetaria en una tienda de regalitos (menos mal que era tax free...) y por fin embarcamos. A los tíos estos se les olvida apagar las luces del avión pero el cansancio puede más que la incomodidad. Dos horas de sueño más tarde hemos perdido el último autobús que sale para Murcia pero Rachel´s mum aparece cual heroína y nos trae a casa. Él se sienta en el sofá a leer el teletexto. Me arremolino a su lado con una manta y una taza de leche caliente. Home, sweet home".

30 julio 2007

Robert en Los Alcázares (Murcia)








Puede que él no me oyera, pero yo se lo grité... <3

17 julio 2007

No puede ser de otra forma... ^_^






28 mayo 2007

FUTURO

13 abril 2007

MACARRONES CON TOMATE



Tengo veinticuatro años reversibles, es decir, veinticuatro años de guión circular, de vida precocinada esperando en el siniestro vientre de un microondas sin botón de encendido. Demasiados y metafóricos circunloquios para acabar confesando que lo que en realidad quiero decir es que soy un borrego más del rebaño: tengo veinticuatro años, un título universitario y estoy en paro. Supongo que cuesta admitir que he pasado cinco años de mi vida aprendiendo a pedantear para nada...

Retomando lo que les decía al principio, aquello de que mi vida ha sido un camino trazado de antemano con una confusa "metasalida", les diré que no me preocupa más que los macarrones con tomate. No, no bromeo. Los macarrones con tomate, ésa sufrida y económica solución culinaria, vienen resumiendo tristemente la existencia de al menos un par de generaciones de tópicos juveniles. El joven macarrón con tomate vive con sus padres hasta que alcanza la edad legal para hipotecarse, o sea, los treinta y cinco en el mejor de los casos, o hasta la menopausia o hasta que la orfandad sobrevenida le permita no tener que buscar otro techo aparte del paterno. Por otro lado, el joven macarrón con tomate, además de no saber cocinar nada más que el susodicho plato, busca siempre la solución más rápida, sencilla y eficaz a sus problemas (es por eso que tiene tendencia a doblegarse a la estricta vida monacal de las Universidades y otros centros de clausura del saber). Y, finalmente, llegará un momento en su vida en el que se encontrará un poquitín crudo y nadando con dificultad en una viscosa salsa de contratos de prácticas impracticables, becas de saldo y dos por uno y demás artilugios de tortura laboral y acceso al primer empleo...

Pero yo, señores, he decidido no ser nunca más un macarrón con tomate. Yo, señores, ensordeceré con mi emepetrés y cagaré por internet, porque he decidido lucir una eterna y contagiosa sonrisa de postadolescente preadulta sin más presiones que las finales de Oté y los esemeses de mis politonos. Me drogaré para las cámaras de Pellejeros, haré botellón en Lourdes y si hace falta, secuestraré al gato de Ana Oregón para que me fotosopeen las lorzas en Interdíu y me amordacen en directo con algún polígrafo de la verdad verdadera. Suplicaré a mis padres que me financien un aumento de tetas y me tatuaré en el culo ese taco horrible de “mileurista” porque esos rollos de la belleza interior son para los feos, para los macarrones con tomate, y yo, señores, voy a ser un paté de trufa con espuma de champagne, ya saben, apolítica y aconfesionalmente clasista. Y así podré gritar bien alto que yo no soy un macarrón con tomate cuando me aborden los sicarios del Instituto Nacional de Estadística para convertirme en un nosabenocontesta más, mientras espero en la cola del INEM, veinticuatro años después.