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Vuelvo, vuelvo a oler el calor de tus alturas y entonces este pájaro desciende ansioso aleteándome en el corazón y... vuelvo, vuelvo a tener tus mejillas amarillas esperando el aterrizaje de mis pies. Vuelvo y sin embargo eres tú quién entra en mí con el viento cálido, las prisas y sus risas metidas en maletas de bienvenida, los acentos de las calles que saben a oasis y a piel mestiza. Me abrazas a la vuelta como si nunca me hubiera ido, como si tus manos nunca hubieran dejado de tocarme. Y vuelves, vuelves trayendo azahar y canela en el apellido...
Dejo de respirar rutina, se me interrumpe la vida una semana porque quiero vender tiempo en forma de besos. Así amaso mi fortuna, la masco, la muerdo, la saboreo y... vuelvo. Me recoges del árbol ya madura, queriendo ser raíz, después de la tormenta, detrás del cristal, otra vez de vuelta, contigo.
Ana María Valero.
Foto: Nicholas Nixon
6 Comentarios:
Me alegro de la vuelta. Extrañas coincidencias que yo me reincorporo hoy,... ;) Y como siempre me dejaste con la lagrimilla en el ojo ! Un besito grande!
Vuelves fuerte... un beso tesoro.
Pues bienvenida seas. Incluso el peor de los lugares se puede echar de menos, y no digo que Murcia lo sea... pero es que odio mucho a Latbus.
Caricias y abrazos, el tacto que gran invento del poeta. Tacto, es llevar un asunto con cuidado para no herir susceptibilidades. Tacto, es sentir en vivo la palpitación de un ser cercano. Dos definiciones, dos formas de ver la vida, nunca contradictorias... ¿o sí?
Como siempre, un placer.
es el mejor viaje que escuche, un viaje de fragancia amorosa.
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