Lunes (II)
Durante el trayecto me había quedado dormida. Desperté sobresaltada con el ruido de una conversación. "Por fin despiertas", oí decir a una voz familiar. Inviting Eyes me miraba sonriente desde fuera mientras se acercaba a la ventanilla del coche. Junto a ella estaba Sinclair. "Menuda pesadilla, no te lo vas a creer..." pero no me dio tiempo a terminar la frase. Me di cuenta con un sólo vistazo a mi alrededor de que la pesadilla continuaba y era completamente real. Estábamos en un espacio sin paredes ni techo, completamente blanco. Sólo el coche y nosotros rompíamos aquella monotonía cromática. "Ven conmigo", dijo Inviting Eyes. Bastante aturdida y algo cegada por la intensidad del blanco, salí del coche con torpeza y llegué hasta ellos. Sinclair llevaba en la mano un pequeño aparato con una pantalla táctil. Acarició con la yema del dedo su superficie y después la golpeó suavemente en el centro. Inmediatamente aparecimos en el interior de un extraño edificio rectangular que parecía de metal y en el que se amontonaban cientos de personas murmurando y mirándose asustadas las unas a las otras. Las había de todas las edades y hablaban en distintos idiomas. Millones de cables de varios colores y de distintos tamaños y longitud atravesaban las planchas metálicas con las que estaba construido el edificio. Sobre nuestras cabezas se veían pisos irregulares hechos con unas placas verdes llenas de conexiones y circuitos eléctricos. Una de las paredes se abría al exterior a través de un enorme ventilador polvoriento. Por entre las aspas se colaba un brillo mortecino, única fuente de luz de la estancia junto a un indicador luminoso que parpadeaba en la pared de enfrente. Mientras nos abríamos paso entre la multitud noté que alguien ponía una mano en mi hombro al tiempo que me susurraba al oído: "Bienvenida a Psiquetipia". Me di la vuelta y allí estaba el Hombre_que. "Miss, te presento al jefe de la Resistencia: El hombre_que. Si no fuera por él ya habríamos desaparecido todos", dijo Inviting Eyes con una sombra de tristeza en el rostro. "Oh, creo que sobran las presentaciones, la señorita Kubelik y yo ya nos conocemos. Me alegro de verla aquí... sana y salva... ". "No entiendo nada... nada...", conseguí decir antes de caer abatida al suelo. El hombre_que se inclinó y se sentó a mi lado. "Señorita Kubelik, usted y yo somos. Y eso es lo que estamos tratando de defender aquí, nuestra existencia como seres independientes, al margen de quién nos creó libres. Psiquetipia es el nombre que usted le puso a su casa, ¿no es así?" -asentí con la cabeza todavía confundida- "Pues bien, sepa usted que sigue en ella. Digamos que este es... el sótano". En ese momento el Hombre_que se puso en pie con una sonrisa cálida y tranquilizadora. Sinclair se aproximaba a nosotros con gesto preocupado: "Aquí no estamos seguros. Que no nos hayan encontrado todavía no significa que no lo vayan a hacer y no deja de llegar más y más gente. Apenas quedan unas gigas en el disco duro y los puertos están saturados. ¿Qué hacemos?". El Hombre_que se volvió un segundo hacia mí antes de marcharse rascándose la barba con aire pensativo: "Le ruego que me disculpe, Miss Kubelik. Tengo trabajo. Sepa que me ha encantado volver a verla... aunque sea por última vez".
De repente algo sacudió el edificio. Se oían pasos estridentes al otro lado de las paredes metálicas. Noté que perdía la voz. Noté que mi cuerpo comenzaba a deshacerse en un lenguaje artificial. Miré las palmas de mis manos: en ellas correteaban ceros y unos como hormigas transparentes. Pero antes de que todo acabara me llegaron los últimos ecos de un idioma que no necesita símbolos, sólo memoria. Un fotograma. Una canción. Un relato de Jack London. Una margarita sin deshojar. Un cuadro de Hopper. Los músculos de Heman. Un poema. Un nunca que fue siempre. Un gato pelirrojo. Una espiral de notas. Un espejo. Una foto de Madoz. Un susurro. Un cambio apetecible. Un email de amor. Un planeta blanco. Un oasis de cine. Diez razones para querer. Un remedio para el aburrimiento.
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De repente algo sacudió el edificio. Se oían pasos estridentes al otro lado de las paredes metálicas. Noté que perdía la voz. Noté que mi cuerpo comenzaba a deshacerse en un lenguaje artificial. Miré las palmas de mis manos: en ellas correteaban ceros y unos como hormigas transparentes. Pero antes de que todo acabara me llegaron los últimos ecos de un idioma que no necesita símbolos, sólo memoria. Un fotograma. Una canción. Un relato de Jack London. Una margarita sin deshojar. Un cuadro de Hopper. Los músculos de Heman. Un poema. Un nunca que fue siempre. Un gato pelirrojo. Una espiral de notas. Un espejo. Una foto de Madoz. Un susurro. Un cambio apetecible. Un email de amor. Un planeta blanco. Un oasis de cine. Diez razones para querer. Un remedio para el aburrimiento.
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12 Comentarios:
....(enorme fanfarria acompañando las lastimeras palabras en mi mente: THE END....)
....faltan sólo los créditos finales, pero de verdad que estar presente en uno de sus sueños/pesadillas a ha sido toda una experiencia onírica del más alto nivel.... que gran pais de los Sueños el suyo.... no puedo dejar de aplaudir.... plas, plas, plas, plas....
Bueno Miss Kubelik estoy extremada y gratamente sorprendida, jaja, me cuesta creer que yo diga "ven conmigo" y aceptes sin refunfuñar pero...bueno.
"Un idioma que no necesita símbolos": una sonrisa, la que se te queda después leer el relato. Ciao cuore.
Oooooooooooh!!!! Yo quiero más!!!!
Un autentico desenlace como mandan los cánones. ¡¡Oh dioses del olimpo, laureles para premiar a los heroes!! O quizá sea esa la consecuencia final, que entre unos y ceros se diluye todo, incluso el heroismo: no existen los héroes binarios. Pero huyamos de la monotonía, juguemonos el todo por el todo. Gracias por el relato, no hay mejor argumento que el delirantemente desquiciante.
PD: Agradezco profundamente que mi intevención se redujera a sentarme, así como la mención a mi estupendo bigote, tan espeso como dudoso (nada más importante que su mostacho para alguien que intenta ver siempre mas allá de sus propias vellosidades, puaj, nada). Solo eso, chapó (o como se escriba, fonéticas a mí)
¡Bienvenidos a Freedonia!
Un final perfecto para un cuento tan ambiguo como deberían ser todos cuentos.
Me ha encantado de principio a fin. Quizá la intervención del señor Potaje fue demasiado surreal para mis cortas entendederas, pero lo demás es intocable.
Me siento por aquí a esperar el siguiente cuento :)
Y colorín colorado... jo,yo quiero más!... Habrá una edición de lujo o algo asi para navidad? Es para pedirsela a los Reyes Majos...
ahora desaparecerás entre las sombras y comenzaremos a alimentar tu leyenda de aquí a la eternidad.
Genial, genial.
Otro, otro, otro...
*Humilde es usted un pelota :P... pero gracias ^_^
*Inviting Eyes, es que Miss kubelik es menos cabezota que yo :p
*Harris, jo, si es que ya estaba aburridilla y la "ciencia" ficción no es lo mío...
*Sr. Firefly, siento no haberle dado más relevancia pero es que es imposible meter tantos personajes en una historia relativamente "corta" y que todos tengan el protagonismo que merecen Y_Y
*Sr. Gray, Potaje era... inevitable... ^_^
*Ashavari, no creo... pero bueno, ya veremos que es lo próximo que se me ocurre :)
*El hombre_que, es usted un líder rebelde :D
Ya ve que no, sigo por aquí...
Ahora a ver quién lo lleva a la pantalla...
no será por falta de personajes secundarios, porque ha habido un desfile de personajes...
Tremendo el escalofrío que me ha recorrido. Grandísima idea, señorita. Y disculpe mi larga e injustificable ausencia de psiquetipia. Es un placer volver a casa.
*Gracias Ice :D
*Raist, pues mi pinitos tengo en el mundo del cutremetraje... si os prestáis como actores no es más que ponerse... ;)
*Prich, te apunto en la lista entonces, ¿no?
*Sr. Sinclair, ya ve que lo recibimos con los brazos abiertos en Psiquetipia :)
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