In my life
Cuando la señorita Kubelik se acercó a mí esta tarde y me rascó el cogote empecé a pensar que no sería gratis. Y efectivamente no lo era, me pidió que escribiera algo sobre mí. La chica no es muy espabilada, pero consiguió darse cuenta ella solita de lo absurdo de su petición; así que me limité a menear la cabeza con resignación y a sentarme de un salto sobre la mesa del ordenador. Desde allí le he dictado estas palabras y las que siguen. No puedo asegurar que sean ciertas. Tampoco que no lo sean. Puede que sea mala memoria o pocas ganas de recordar. En cualquier caso, imagínenme con un sombrero de ala ancha, fumando un Maria Mancini y susurrando en la penumbra la historia de mi vida...
Me llamo Potaje. Y como decía una tal Clementine en una tal película, no admito bromas con mi nombre. A mí me gusta y con eso basta. Doy por supuesto que nací un mes de agosto. Nadie a ciencia cierta sabe exactamente cuándo y dónde, y menos yo, que por aquel entonces me desplazaba arrastrando el culo por el suelo y no podía ni abrir los ojos a causa de una infección ocular. Confesaré que además tenía pulgas. Bueno, ¿y qué? seguro que la pediculosis no fue algo ajeno a sus respectivas infancias... Pero sigamos. Siempre quise pensar que lo mío con la señorita Kubelik fue un flechazo. Pero ella dice que no cree en esas cosas. A veces llega a ser exasperante negando las evidencias, pero, así y todo, le tengo cierto aprecio a la chica. Y de veras valoro que por una vez en su vida superara todas sus hipocondriacas normas sobre higiene y salubridad y me tomara en sus brazos aquella tarde de agosto. Desde luego no saciaba mi Edipo una madre novata que me daba baños con champú antipulgas semanalmente y que aún hoy continúa, aunque ya no con la misma frecuencia e insistencia, dudando de mi aseo personal. Pero eso sí, en su casa conocí los placeres infinitos que un buen bocado puede procurar: leche, jamón de york, moscas, bacalao cocido, pajarillos incautos, mariquitas, helechos... En fin, que como bastante mejor que ella, empeñada como está en cultivar lechugas en su estómago... Ejem, como mi escriba comienza a mirarme mal me centraré de nuevo en mi historia. Decía que para mí sí fue un flechazo; no es que yo sea uno de esos tipos románticos pero a las cosas hay que llamarlas por su nombre. Me enamoré de inmediato del calor confortable de sus muslos, de su voz anunciando que la comida ya está hecha, de sus dedos acariciándome las orejas. Y sé bien que ella ya no puede ver películas sin invitarme al sofá (aunque se queje luego de los pelos) ni salir a la terraza sin llamarme a mirar con ella el cielo (aunque luego estropee el momento llamándome obeso y diciéndome que me vendría bien hacer deporte). Sea como fuere, aquí estamos ella y yo después de tanto tiempo. ¿Puede ser amor? Puede ser...
"Muñeca, acaba ya este melancholic blues", me dice guiñándome un ojo. Y yo sonrío tomándolo en brazos, es la hora de la siesta.
Me llamo Potaje. Y como decía una tal Clementine en una tal película, no admito bromas con mi nombre. A mí me gusta y con eso basta. Doy por supuesto que nací un mes de agosto. Nadie a ciencia cierta sabe exactamente cuándo y dónde, y menos yo, que por aquel entonces me desplazaba arrastrando el culo por el suelo y no podía ni abrir los ojos a causa de una infección ocular. Confesaré que además tenía pulgas. Bueno, ¿y qué? seguro que la pediculosis no fue algo ajeno a sus respectivas infancias... Pero sigamos. Siempre quise pensar que lo mío con la señorita Kubelik fue un flechazo. Pero ella dice que no cree en esas cosas. A veces llega a ser exasperante negando las evidencias, pero, así y todo, le tengo cierto aprecio a la chica. Y de veras valoro que por una vez en su vida superara todas sus hipocondriacas normas sobre higiene y salubridad y me tomara en sus brazos aquella tarde de agosto. Desde luego no saciaba mi Edipo una madre novata que me daba baños con champú antipulgas semanalmente y que aún hoy continúa, aunque ya no con la misma frecuencia e insistencia, dudando de mi aseo personal. Pero eso sí, en su casa conocí los placeres infinitos que un buen bocado puede procurar: leche, jamón de york, moscas, bacalao cocido, pajarillos incautos, mariquitas, helechos... En fin, que como bastante mejor que ella, empeñada como está en cultivar lechugas en su estómago... Ejem, como mi escriba comienza a mirarme mal me centraré de nuevo en mi historia. Decía que para mí sí fue un flechazo; no es que yo sea uno de esos tipos románticos pero a las cosas hay que llamarlas por su nombre. Me enamoré de inmediato del calor confortable de sus muslos, de su voz anunciando que la comida ya está hecha, de sus dedos acariciándome las orejas. Y sé bien que ella ya no puede ver películas sin invitarme al sofá (aunque se queje luego de los pelos) ni salir a la terraza sin llamarme a mirar con ella el cielo (aunque luego estropee el momento llamándome obeso y diciéndome que me vendría bien hacer deporte). Sea como fuere, aquí estamos ella y yo después de tanto tiempo. ¿Puede ser amor? Puede ser...
"Muñeca, acaba ya este melancholic blues", me dice guiñándome un ojo. Y yo sonrío tomándolo en brazos, es la hora de la siesta.
Para saciar la curiosidad de Ed Harris ;)
15 Comentarios:
Te me adelantaste, por poco, pero lo hiciste.
Bendito Potaje y sus mordiscos
Me dirijo al señor Potaje para preguntarle por qué no incluyó en su narración los arrulantes maullidos que dirige a la gatita del quinto... Cuando uno se decide a ser sincero, hay que serlo del todo. ¡No valen las medias tintas!
:-P
Je, je, je... muy original.
Señor Potaje, ¿por qué son los de su raza tan traicioneros?
Pues parace que al señor Potaje le ha ido muy bien en la vida, mal comienzo pero lo que cuenta es el final, y sin duda ya no se separa de ti. Precioso, dile que se pase por aquí más a menudo, que se expresa muy bien y da gusto verle.
NOTA: dado que los comentarios van dirigidos al Sr. Potaje (y no a su sufrida transcriptora) he decidido que sea él quien los conteste:
*Sr. Telémako, los mordiscos son una sutil y efectiva forma de abortar telecomunicaciones que me ponen celoso.
*Sr. Gray, si estuviera usted castrado se abstendría de comentarios hirientes Y_Y
*Sr. Raist, me pregunta usted eso porque soy negro, ¿verdad?. ¡Qué mundo éste, mein Gott! Y yo no soy traicionero en absoluto. Más bien diría que soy... "de ataque oportuno"
*Sr. Harris, a usted le agradezco ser el primero en interesarse por mí. Gracias por sus halagos, no descarto hacerme con este blog y luego dominar el mundo. Estoooo... olvide lo último, es un secreto ;)
Felicitaciones por un texto tan cinematográfico y nada "pasteloso". Salude a Sor Teresita Kubelik de mi parte.
Una fuerte caricia detrás del cuello.
que gusto encontrar este Blog...
....mucho gusto.... :)
*Sr. Txe, gracias por esa caricia, grrrr
*Sr. de las Sombras, cuando se lo robe a la sta. Kubelik este blog molará mucho más...
*Davinia, las moscas son una auténtica delicatessen, mmmm...
*Sr. Humilde, igualmente...
*Sta. Ice Cream You Scream... ¿cuándo me puedo mudar a su casa? :D
Nunca hay que subestimar a un gato negro, como muy bien ilustró Mr. Poe...
Potaje, me parece super fino tu nombre... y te iba a decir que le dijeras algo a Kubelik pero ya lo olvidé. Definitivamente tengo pésima memoria.
No entiendo por qué tardé en regresar por acá... ya me puse al día, y leí los post anteriores, son de esos que valen la pena.
Al parecer eres todo un privilegiado,Potaje(mmm,sugerente al menos tu nombre),y tengo que decir que jamás lei palabras tan lindas de un gato.No quiero decir que os expreseis mal,pero muchas veces no entiendo del todo vuestras advertencias y exlicaciones, y acabais clavándome las uñas sin previo aviso.Si me es tan dificil entenderos a vosotros...cómo me va a resultar fácil entender a los humanos....?
David
*Srta. Ice Cream You Scream, pido formalmente la pata de la Srta. Joan
*Sr. Mycroft, muy cierto.
*Sr. Punkserastu, Potaje es un nombre como usted dice, bien fino y elegante... Gracias por volver por aquí ;)
*Sr. David, lo que usted ha querido decir es que la Kubelik es bastante afortunada de tenerme por compañero de piso, ¿no? Ejem, pues eso... hágase rascar un poco las orejas y verá como empieza a verlo todo más sencillo ;)
Por partes. Miss kubelik, llevas razón, demasiados halagos para el señor Potaje, siendo tú la que le consiente y sufre, que tiene mucho más mérito. Me conformo con que siga apareciendo esporádicamente, pero que no nos prive de tus post. Por otro lado, a la gata de Ice Cream You Scream ya la tiene echado un ojo mi Horatio, será cuestión de organizar una cena a tres y que decida...
Me gusta Horatio como nombre de un gato, yo tenía uno llamado Ovidio.
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